Resumen: El objetivo de este trabajo es defender que la actual crisis es consecuencia de la inmadurez metodológica de la propia Economía. En la primera parte, se discute con Simon que la Economía no hace predicciones como una ciencia física tal y como considera M. Friedman. En la segunda, siguiendo a K. Popper, se cuestiona que las leyes económicas tengan la capacidad para hacer profecías sobre el futuro y la historia del hombre como creyó K. Marx. Y por último se concluye —tomando como referencia la teoría de la ciencia de Th. Kuhn— que la Economía es una ciencia preparadigmática que no cuenta con los instrumentos necesarios para «cuantificar» la acción humana y, por consiguiente, es incapaz de predecir su comportamiento en términos económicos.

 

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Sumary: The aim of this paper is to claim that the current crisis derives from the methodological immaturity of Economics itself. I’ll firstly discuss, following H. Simon, that Economics does not make predictions as physics does, while M. Friedman considers Economics does so. Secondly, following K. Popper’s footprints, I’ll question the ability of Economics’ laws to make prophesies on the future and the history of humankind, as K. Marx suggested. And finally I’ll conclude —taking into account Th. Kuhn’s theory of science— that Economics is a pre-paradigmatic science which has not the necessary tools yet in order to “quantify” human action and, consequently, is unable to predict its behavior in economic terms.


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I. LA IMPREDECIBILIDAD ECONÓMICA: HERBERT A. SIMON

De acuerdo con la definición de Lionel Robbins (1898-1984), la «Economía es la ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios limitados que tienen diversa aplicación»1. En este sentido, la Economía es una ciencia social hecha por el hombre y para el hombre en la medida en que analiza y estudia las acciones humanas —acciones históricas— y  sus implicaciones sociales. Dicho  eso,  parto de que la Economía no debe ser abordada como una Ciencia de la Naturaleza sino como una Ciencia Social, cuya labor de acuerdo con Herbert Simon (1916-2001) —Premio Nobel de Economía de 1978— no es la «predicción como meta principal de la Economía y, a su vez, como elemento definitorio del carácter científico de la Economía»2 como sostiene el padre del neoliberalismo económico Milton Friedman (1912-2006) —Premio Nobel de Economía de 1976—, sino que su objetivo principal es la prescripción. La tesis de Simon es que, «la predicción desempeña un papel relevante en la Economía, pero —a su juicio— esto no la convierte en el objetivo prioritario ni en elemento necesario para definir la cientificidad de esta disciplina»3. Por su parte, la tesis de Friedman es que el fin último al que deben aspirar las teorías científicas y económicas es la predicción4. Las discrepancias en torno al tema de la predicción y prescripción en la ciencia económica para con los fenómenos bursátiles son más que evidentes entre los mismos economistas de diferentes tendencias y escuelas. No obstante, la predicción económica dista mucho de la predicción científica puesto que los fenómenos que estudian no son los mismos ni tampoco tienen el mismo grado de contrastación empírica y exactitud predictiva. Sobre este punto tiene razón Charles Dyke al señalar que «Hay problemas reales que obstaculizan el concebir la Economía como un paralelo exacto de las ciencias físicas. En particular, los tipos de restricciones de que habla la teoría económica resultan ser, con unas pocas excepciones, autoimpuestas. Esto no es por cierto algo que podamos decir de la Ley de la gravedad»5. Pues desde la Astronomía, por ejemplo, es más fácil predecir con años de antelación que el día q a la hora z se producirá un eclipse de Sol durante x minutos que desde la Economía predecir el futuro cambiante de las acciones humanas. La diferencia metodológica de la capacidad predictiva entre las Ciencias de la Naturaleza y las Ciencias Sociales estriba en que las primeras estudian fenómenos físicos concretos y cuantificables mientras que las segundas estudian fenómenos humanos complejos y variables ya que la intencionalidad humana de por sí es cambiante.


El problema metodológico de base es que al ser las acciones humanas unos fenómenos únicos e irrepetibles se hace muy difícil su predicción en las Ciencias Sociales y más aún en la Economía que trabaja con la toma de decisiones, las cuales no son siempre las mismas aunque respondan siempre a una determinada situación. Porque el carácter contingente de las acciones humanas e históricas tal como lo denunció la Sociología de Max Weber (1864-1920) no están condicionadas bajo una misma forma de actuar y por tal razón la predicción económica encuentra sus dificultades. Pero las dificultades predictivas que caracterizan a las Ciencias Sociales y Humanas no implican poner en duda el carácter científico de la ciencia económica aunque su campo de estudio sea la incertidumbre. De igual modo, la Economía no puede ser independiente del hombre ni tampoco se rige por sus propias leyes internas como sí lo hacen las leyes de las Ciencias de la Naturaleza sino que, aparte de no existir leyes científicas en Economía, la actividad económica como tal depende de la variabilidad de los factores volitivos que rigen las acciones y conductas humanas y, por tanto económicas6.


De modo que el alto grado de incertidumbre que acompaña a la predicción de los fenómenos humanos es un rasgo propio de las Ciencias Sociales ya que la acción humana es cambiante e irrepetible y, por tal razón, la Economía no puede incluirse dentro del campo de las Ciencias de la Naturaleza. Y aunque la predicción como característica esencial de la Ciencia supone una dificultad metodológica de la Economía,  no ha de ser el criterio de demarcación científica que la relegue a ser considerada como una pseudociencia. Sin embargo, para el instrumentalismo predictivo de Friedman y su epistemología de corte positivista, el éxito científico se mide por las predicciones que hace; y si una ciencia física o social no hace predicciones sino que sólo explica los fenómenos que estudia, entonces no es propiamente científica en el sentido riguroso a la que está sometida toda investigación empírica. El problema epistemológico que encuentran los economistas a la hora de predecir los fenómenos y de anticipar las crisis financieras, es que ante la ausencia de leyes económicas universales, se hace imposible la aplicación de los modelos por cobertura legal de explicación científica en la medida en que es aplicada en las Ciencias de la Naturaleza con gran éxito y en particular en la Física. La dificultad de aplicar la tesis positivista del Círculo de Berlín de la identidad estructural7 entre predicción y explicación que sostiene tanto Carl Hempel (1905-1997) como Paul Oppenheim (1885-1977) en su trabajo conjunto «Studies in the Logic of Explanation» de 1948, es que dicha tesis no es aplicable metodológicamente ni a la Economía ni a las Ciencias Sociales y Humanas; pero es que tampoco es aplicable ni a la Biología ni a la propia teoría de la evolución de Darwin (1809-1882). Así pues, aunque el modelo nomológico-deductivo no sea aplicable a las Ciencias Sociales por la ausencia de leyes universales de tipo lógico no implica negar, dentro de sus limitaciones, el carácter científico, explicativo y predictivo de la Economía. Pero, aún así, la tarea de predecir, explicar y contrastar hipótesis en Economía se complica debido a que los fenómenos económicos se rigen por las acciones humanas y es por eso que la predicción económica se mantiene siempre en el campo de la incertidumbre. Por tanto, los límites de la predicción económica están en cierto modo determinados por la propia acción humana que es cambiante y compleja. Sin embargo, una disciplina auxiliar de la teoría económica y que representa la única aproximación científica para la predicción objetiva de la variabilidad de los fenómenos económicos es la Econometría, pues ésta se apoya en el cálculo matemático y en el análisis estadístico de tales variables. En todo caso, la predicción que se hace en Economía y en las Ciencias Sociales y Humanas es una predicción más o menos estadística o econométrica ya que no se tienen leyes generales de los fenómenos variables propios de la historicidad cambiante de la sociedad. Si se conocieran estas leyes generales que rigen las acciones humanas seguramente la Economía dejaría su condición de Ciencia Social y entraría a formar parte de las Ciencias de la Naturaleza, lugar en el que la situó Friedman. 

 

II. LA IMPREDECIBILIDAD HISTÓRICA: KARL R. POPPER

Así que si la sociedad evoluciona a medida que cambian las conductas humanas entonces habrá que admitir que la Economía es también una ciencia humana, social e histórica. Llegados a este punto se podría afirmar que en Economía las predicciones son posibles en cuanto se acercan a la investigación científica y, a su vez son débiles en cuanto se alejan de la Ciencia y se aproximan a la investigación histórica y de ese modo la Economía se sitúa entre la Ciencia y la Historia. Ahora bien, tratar de buscar en la Historia una lógica interna de leyes o modelos científicos que predigan o profeticen el devenir de la acción humana puede llevarnos a los fantasmas del historicismo8. Precisamente, el error de Karl Marx (1818-1883) —a juicio de Karl Popper (1902-1994)— fue el considerar que la sociedad y la historia funcionan como máquinas; pues Marx creía que mediante el estudio de los hechos económicos se podrían descubrir leyes y conociendo estas leyes se podría predecir el porvenir y devenir histórico del hombre. Cabe señalar aquí que la crítica de Popper al determinismo histórico y materialista de Marx se apoya por un lado, en el individualismo metodológico9 defendido también por la Escuela Austriaca de Economía fundada por Carl Menger (1840-1921) y por otro, en su concepción falsacionista de la ciencia10.  Bajo la concepción indeterminista del mundo de Popper, en la reconocida escuela económica de tendencia liberal y de tradición neoclásica se argumenta que la razón por la que no son posibles las predicciones con la misma fiabilidad de un parte meteorológico, es a causa de que no es posible conocer todas las condiciones particulares de los fenómenos económicos para poder establecer un patrón mecánico de predicción tal y como sí ocurre por ejemplo con los fenómenos físicos. Tanto Popper como Friedrich Hayek (1899-1992) —Premio Nobel de Economía de 1974— se adscriben al individualismo metodológico al defender la libertad humana y la impredecibilidad de los agentes individuales.


Ahora bien, puesto que el historicismo considera que el fin de las Ciencias Sociales y Humanas es la predicción histórica, la cual es posible mediante el descubrimiento de modelos y leyes  internas que subyacen a la propia evolución de la acción humana, se podría sostener que las supuestas predicciones históricas de las que tanto se han profetizado distan mucho de ser científicas. Siguiendo con el programa de Popper; me parece razonable sostener que el devenir histórico es impredecible y más aún si tenemos en cuenta que para predecir a gran escala se necesitan leyes universales y éstas no se encuentran en la Historia y mucho menos en la Economía11. Por eso, la concepción materialista de la Historia dirigida exclusivamente por la Economía, la cual está en permanente lucha de clases y formada a su vez por una infraestructura material y superestructuras políticas, sostiene que la lucha entre el proletariado y la burguesía constituyen el fundamento material y dialéctico del devenir histórico. De ese modo, y desde una perspectiva económica la concepción materialista de la Historia se resume en el eslogan marxista «La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases». A nuestro juicio, el problema del historicismo de orientación marxista es que confunde tendencias con leyes; es decir, el ansia de explicar científicamente el devenir histórico implica que el desarrollo humano es predecible y por tanto está determinado lógicamente en el tiempo y en el espacio. Pero si nos alejamos de la Ciencia como paradigma científico y nos acercamos a las Ciencias Humanas, es fácil sostener que la Historia futura es impredecible a gran escala puesto que no hay ni existen leyes naturales de la Historia para predecir los hechos futuros como si éstos fuesen fenómenos estáticos aislados de toda intencionalidad humana. Sobre este punto, se podría estar de acuerdo con Popper cuando argumenta que «el cuidadoso examen de esta cuestión me ha conducido al convencimiento de que estas profecías históricas de largo alcance se hallan completamente fuera del radio del método científico»12. Al igual que Popper, Bunge también señala que donde no hay método científico no hay investigación científica y por tanto no hay ciencia. Con todo, insiste Popper que «Ni la naturaleza ni la historia pueden decirnos lo que debemos hacer. Los hechos, ya sean de la naturaleza o de la historia, no pueden decidir por nosotros, no pueden determinar los fines que hemos de elegir. Somos nosotros quienes le damos una finalidad y un sentido a la naturaleza y a la historia»13. Por su parte, si nos alejamos de la Historia y nos acercamos a la Ciencia, podríamos  estar de acuerdo con Marshall cuando señala que «Las leyes de la acción humana no son verdaderamente tan sencillas, tan definidas o tan fáciles de averiguar como la ley de la gravitación»14. De un modo similar se pronuncia Hahn y Hollis: «recomendamos que se tomen con cautela las analogías entre la Economía y la Ciencia Natural. Los economistas se han visto muy influidos por una imagen majestuosa de las Leyes de la Física y a veces han aspirado a tener un conjunto de Leyes del Movimiento Económico tan poderosas como las leyes de Newton. Sugerimos que estas imágenes son erradas»15. Se podría por tanto sostener que, además de que no sabemos cuál es la meta ni el significado de la Historia, parece razonable defender la iexistencia de leyes científicas internas en la Historia que puedan predecir el devenir histórico de la acción humana.

 

III. LA ECONOMÍA NO ES UNA «CIENCIA NORMAL»: THOMAS S. KUHN

Recordemos que la Economía como ciencia preparadigmática se apoya en la tesis de Simon (no hay predicciones fiables), Popper (no hay leyes internas ni profecías de la Historia futura) y Kuhn (no hay un paradigma dominante al comienzo de la ciencia). Con Simon se había argumentado que la predicción no es la tarea principal de la Economía; con Popper se había puesto en cuestión la existencia de leyes naturales e históricas en la ciencia económica que determinen nuestro devenir y, con Kuhn terminaremos este trabajo considerando que la Economía todavía no ha pasado a la fase  de ciencia normal a causa de su condición de ciencia social. Yo creo que el fondo Kuhn (1992-1996) era un hegeliano sin saberlo y un marxista disfrazado de epistemólogo. Creo que no es descabellado señalar que Kuhn consciente o inconscientemente está aplicando parcialmente la dialéctica hegeliana16 a la Estructura de las Revoluciones Científicas para explicar el devenir irracional y discontinuista del progreso científico. Kuhn argumenta que la Ciencia en su devenir histórico atraviesa diversos momentos, a saber: un comienzo preparadigmático (tesis en sentido hegeliano), un período paradigmático seguido de una crisis y posterior revolución científica (la antítesis) que da paso a un nuevo período de ciencia normal (sería la síntesis en lenguaje hegeliano). El devenir histórico del progreso científico se presenta pues como un proceso dialéctico en términos hegelianos y cíclico en términos kuhnianos. Pero el problema de aplicar literalmente el esquema metodológico de Kuhn a la estructura de las teorías económicas y su evolución histórica es que los paradigmas de los que habla Kuhn se caracterizan por cortes epistemológicos que se dan entre ambos paradigmas.  En efecto, estos cortes epistemológicos son inconmensurables entre sí y es por eso que la aplicación literal de la metodología kuhniana a las teorías económicas encuentra sus dificultades en cuanto que «En Economía, las teorías más que desplazarse, se superponen o suplementan y manifiestan una evidente tenacidad o resistencia a su derrumbamiento. Es posible que esto constituya un signo de inmadurez de las disciplinas económicas y que estemos todavía en una fase precientífica o preparadigmática»17. Sobre la fase preparadigmática que caracteriza a las ciencias inmaduras como es el caso de las Ciencias Sociales y Humanas, Kuhn se ha referido que «El período preparadigmático en particular está regularmente marcado por debates frecuentes y profundos acerca de los métodos, problemas y normas de solución legítimos, si bien sirven más bien para definir escuelas que para producir acuerdo»18. De acuerdo con lo anterior, parece razonable sostener que las teorías económicas no han salido todavía de su fase preparadigmática ya que a día de hoy, no se ha establecido un paradigma económico dominante desde que se publicó La Riqueza de las Naciones (1776) de Adam Smith (1723-1790) que marcó el inicio de la Economía moderna. También parece razonable admitir que la teoría económica no ha estado dominada exclusivamente por un solo paradigma, pues el paradigma de la vieja escuela fue alternado por el nuevo paradigma económico que presentó John M. Keynes (1883-1946) en La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero (1936). Pero esta nueva teoría económica keynesiana no supuso una ruptura conceptual ni discontinua con el paradigma anterior que entraría en crisis tras la Gran Depresión de 1929. Como consecuencia de la crisis, el nuevo paradigma neoliberal de la Escuela de Economía de Chicago liderado por Friedman y sus discípulos, tampoco supuso una ruptura conceptual ni discontinua con el paradigma keynesiano después de que éste se debilitara tras la Crisis del Petróleo de 1973 y 1979. De igual manera, el neoliberalismo que entró en vigor tras la victoria política de Margareth Tatcher en Reino Unido en 1979 y Ronald Reagan (1911-1924) en Estados Unidos en 1980, tampoco supuso una ruptura teórica ni sustituyó de raíz a los dos paradigmas precedentes. Por lo tanto, se podría deducir que a los paradigmas económicos no les afecta la inconmensurabilidad teórica que caracteriza a los paradigmas de la ciencia natural. Por su parte, a día de hoy, el actual paradigma neoliberal entró en crisis en el verano de 2007, y a causa de las anomalías de las hipotecas subprime que la han provocado, es muy posible que estemos ante el comienzo de un moderno sistema económico que traerá consigo el devenir de un nuevo paradigma; pero no en el sentido kuhniano y revolucionario del término19.


Siguiendo al pie de la letra y siendo fieles a la terminología kuhniana en cuanto al progreso científico, no parece pertinente referirnos a los paradigmas económicos como si fuesen paradigmas científicos. Precisamente la dificultad de la aplicación de la metodología kuhniana al progreso de las Ciencias Sociales y Humanas estriba en que «Los modelos kuhniano y lakatosiano, diseñados sobre y para explicar el desarrollo de las Ciencias de la Naturaleza, difícilmente se ajustan al peculiar proceso de cambio teórico de nuestra disciplina»20. Como consecuencia de lo argumentado en los dos apartados anteriores, aquí se concluye que la Economía en términos kuhnianos es por definición una ciencia preparadigmática en la medida en que no ha habido un paradigma económico (y seguramente ni lo habrá) que haya sido aceptado por toda la comunidad de economistas de las diferentes escuelas rivales21. El siguiente texto así lo confirma «No se olvide que la Ciencia Económica no tiene más allá de 200 años, frente a los milenios de desarrollo de otras Ciencias, y que ni siquiera se ha asentado todavía un “paradigma” kuhniano22 aceptado con generalidad. El estado actual de la Economía en comparación con el desarrollo histórico de otras Ciencias es similar al de la Química antes del desarrollo de los modelos atómicos y la confección de la tabla periódica. [...] Es, desde luego, difícil predecir dónde va a estar algo que no se ve y que ni siquiera sabemos si existe. [...] La Estadística es al economista lo que el microscopio es al biólogo. Con los instrumentos estadísticos actuales, pretender predecir el precio del tomate dentro de unos años es como querer estudiar el virus del SIDA con una lupa»23.

 

Finalizo este trabajo, concluyendo que la Economía «no es una pseudociencia, ni un sistema de proposiciones retóricas o sin sentido, sino una ciencia inmadura. En cierta medida podría establecerse algún paralelismo entre la etapa presente de la Economía como ciencia y el estado en que se encontraba la Biología o la Química a principios del siglo XIX»24. Entonces, ¿en Economía puede hablarse de paradigmas económicos en el sentido kuhniano del término o realmente la Economía está en una fase preparadigmática? Si hemos atendido a lo que se ha argumentado en estas páginas parece razonable optar por lo último.

 

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1.Cfr. ROBBINS, L. 1980: Ensayo sobre la naturaleza y el significado de la ciencia económica. México: Fondo de Cultura Económica, p. 39.
2.Cfr. MARTÍNEZ. J. M. 2003: «La predicción en el marco de la controversia Erklären-Verstehen: incidencia de la historicidad en la predicción económica», en GONZÁLEZ, W. J. (ed.) Racionalidad, historicidad y predicción en Herbert A. Simon. A Coruña: Netbiblo, p. 215.
3.Ibid., p. 219.
4.En la tesis de Friedman se respira un claro monismo metodológico de tradición popperiana y neopositivista, esta tesis no la compartimos precisamente por las dificultades metodológicas que iremos viendo entre las Ciencias de la Naturaleza y las Ciencias Sociales y, en la Economía en particular. Para más detalles sobre su tesis ver FRIEDMAN, M. 1995: «The methodology of positive economics», en HAUSMAN, D. M. (ed) The Philosophy of economics: an anthology. Cambridge New York: University Press, Cambridge, pp. 180-213. 
5.Cfr. DYKE, C. E. 1993: Filosofía de la economía, trad. Eduardo Prieto. Buenos Aires: Paidós, p. 189.
6.A causa de que las acciones económicas son a su vez acciones humanas nos encontramos con serias dificultades para admitir la existencia de leyes universales en la ciencia económica puesto que no debe considerarse que las generalizaciones en Economía son leyes universales porque dichas generalizaciones pueden ser de carácter meramente estadístico y sólo pueden funcionar en determinados contextos.
7.Según Hempel, la estructura lógica de la explicación científica consta de dos partes: el explanans y el explanandum. El explanans tiene como premisas un conjunto de leyes generales y de condiciones particulares y el explanandum es la consecuencia lógica del fenómeno que se pretende explicar a partir del explanans. A este esquema explicativo lo llama Hempel modelo nomológico-deductivo. Es nomológico porque incluye necesariamente como premisas leyes universales y es deductivo porque se establece una relación inferencial entre las leyes universales y las condiciones particulares de los fenómenos a explicar.
8.«El historicismo es una filosofía social, política y moral (o quizá fuera más justo decir inmoral), y ha tenido, como tal, una enorme influencia desde los albores de nuestra civilización», en POPPER, K. 2006: La Sociedad Abierta y sus Enemigos, trad. Eduardo Loedel. Barcelona: Paidós, p. 471.
9.«Individualismo metodológico. Enfoque según el cual las teorías sociales han de basarse en las actitudes y comportamientos de los individuos, como opuesta al “totalismo metodológico”, que afirma que las teorías sociales han de basarse sobre el comportamiento de grupos irreducibles de individuos», en  BLAUG, M.  1980: La metodología de la economía o cómo explican los economistas, trad.Ana Márquez Pujana. Madrid, Alianza Editorial, p. 295.
10.Popper argumenta en la Lógica de la Investigación Científica (1934) que los enunciados científicos son aquellos que al contrastarlos con la experiencia pueden ser falsados o refutados por ésta, de manera que si no existe algún hecho empírico observable que pueda falsarlos o refutarlos, entonces no se tratan de enunciados científicos sino de enunciados metafísicos o no-científicos. Por ejemplo; si consideramos un enunciado como: «todos los metales se dilatan con el aumento de temperatura», es científico porque es falsable (o refutable), esto es, el enunciado es falsable porque asume conjeturalmente la posibilidad de ser refutado por la observación de un metal que no sufra la dilatación con el aumento de temperatura. Ahora bien, si el enunciado es: «lloverá o no lloverá aquí mañana», no es científico porque no es falsable.
11.Un reconocido economista marxista consideró que las leyes económicas «son producto del desarrollo histórico de la sociedad humana, y el alcance de su acción está también históricamente determinado... en el tiempo y en el espacio», en LANGE, O. 1966: Economía política, México: Fondo de Cultura Económica, p. 62. 
12.Cfr. POPPER, K. Ibíd., p. 17.
13.Ibíd., pp. 489-490.
14.Cfr. MARSHALL, A. 1957: Principios de economía. Madrid: Aguilar, p. 33.
15.Cfr. HAHN, F. H., & HOLLIS, M. (eds), 1986: Filosofía y teoría económica, trad. Eduardo L. Suárez. México: Fondo de Cultura Económica, p. 32.
16.Una interesante aplicación de la dialéctica hegeliana de tesis, antítesis y síntesis a las teorías económicas la hizo Martin Bronfenfrenner (1914-1997) en su trabajo «Trends, Cycles, and Fads in Economic Writing», en American Economic Review, vol LVI, núm. 2, mayo 1966, pp. 538-558.
17.Cfr. MOLDES, T. E. 1981: «El proceso de cambio de las teorías económicas», Revista de Economía Política, 87, pp. 140.
18.KUHN, T. S. 2006: La estructura de las revoluciones científicas, trad. Carlos Solís. México: Fondo de Cultura Económica, p. 124.
19.El cambio teórico y revolucionario entre paradigmas  se da porque «La transición de un paradigma en crisis a uno nuevo del que pueda surgir una nueva tradición de ciencia normal dista de ser un proceso acumulativo logrado mediante la articulación o extensión del paradigma viejo», en KUHN, Op. cit. 176
20.Cfr. MOLDES, T. E. Op. cit. p. 169.
21.Tomando como modelo la obra citada de Kuhn, desde la Economía radical de tendencia marxista y de Nueva Izquierda se comenta que «La rivalidad entre escuelas se centra en el papel que debe jugar el gobierno en la Economía. También existe conflicto entre la importancia relativa de la política fiscal y la política monetaria para el mantenimiento de la estabilidad económica. Asimismo pueden distinguir  a las diferentes escuelas las sofisticaciones matemáticas de su análisis», en PEABODY. G. E. 1977: «Introducción a los paradigmas científicos y económicos», en varios autores. Paradigmas radicales en economía, trad. Mª. Jesús Izquierdo. Anagrama, p. 11. 
22.Si en la fase preparadigmática de la Ciencia son frecuentes los debates entre las diversas escuelas como señala Kuhn, entonces las diferencias teóricas y metodológicas entre economistas ortodoxos y heterodoxos confirman la inmadurez de la ciencia económica a la hora de aceptar un paradigma. Este pluralismo metodológico que es inherente a la investigación científica, además de Kuhn, es también aceptado por: Feyerabend, Laudan y Ludwig von Mises en contra del monismo metodológico defendido por Popper, Lakatos y los neopositivistas del Círculo de Viena.
23.Cfr. FERNÁNDEZ VALBUENA, S. 1988: “Predicción y Economía”, en GONZÁLEZ, W. J. (ed), Aspectos metodológicos de la investigación científica. Murcia: Universidad de Murcia, pp. 267-268.
24. Cfr. BARCELÓ, V. A. 1992: Filosofía de la economía: Leyes, Teorías y Modelos. Barcelona: Editorial Icaria, p. 66.

 

 

 

Fredy Franco Velásquez es licenciado en filosofía por la Universidad de Málaga y actualmente estudiante de doctorado del programa filosofía del siglo XX de la Universidad de Málaga.

 

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Líneas de investigación:
Filosofía analítica, epistemología y ciencias cognitivas


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Proceso de selección del trabajo:
Enviado: 10 de abril de 2009
Revisado: 15 de abril de 2009 (2ª revisión 16 de abril de 2009)

Aceptado: 19 de abril de 2009

 

 

 

 

 

 

 

c. Claridades.

Revista de filosofía

ISSN: 1989-3787